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Cometas Periodísticos

Por Palermo Bronx

No hace falta ser ningún genio, ni periodista recibido, para darse cuenta de que ponerse a señalar todas las macanas que se publican en los periódicos de Argentina casi a diario sería, cuando menos, una total pérdida de tiempo. Sin embargo, debemos resaltar que, en medio de ese quilombo que suelen llamar aquí periodismo, muchas veces tenemos el morboso placer de encontrar ciertas noticias que nos alegrarían el día, si no fuera por el servicio de desinformación que suponen y que ciertamente no es para nada involuntario. Sin querer hacer comparaciones con la prensa de otros países del mundo, podemos decir desde ya y con mucha seguridad que el periodismo argentino es malintencionado, además de ser muy pedorro.

Si no están de acuerdo, pues echemos un breve vistazo a los titulares de la versión en línea de La Nación en el día de la fecha. Esquivando las constantes faltas de ortografía e incoherencias de todo tipo, entre muchas otras exquisiteces a las que nos tienen ya acostumbrados, veremos que las páginas de ese reputado diario porteño están plagadas de frivolidades, tales como: Tom Cruise en busca del éxito y el reconocimiento perdidos, o Cada vez hay más niños con nombres extravagantes y aún Violeta, el color elegido por la Presidenta Fernández de Kirchner. Todo esto solamente en la edición de hoy, porque si nos dedicáramos a hacer un recuento de las que vemos todos los días por ahí, como aquella que informaba un total de 24 muertos al caer en un río de Brasil un avión que transportaba ¡sólo 20 pasajeros! y que fue publicada la semana pasada, ciertamente nos faltaría espacio para tantas giladas.


Pero algo específico llama la atención en la tirada de hoy, más precisamente en la sección de Ciencia y Salud. Se trata de la siguiente nota: Un asteroide podría chocar contra la Tierra. En un primer momento pensé que se trataba de una tomada de pelo general, de esas que suelen hacer de tiempos en tiempos, pero luego mis temores se confirmaron. Estaban hablando en serio. Este cable, que aparentemente viene de alguna revista científica británica, da cuenta de la amenaza que supondría la aproximación de un cierto asteroide a la Tierra y nos relata, en detalles, de que ese cuerpo celeste llamado 1999-RQ36 tendría una «posibilidad de 1 sobre 1400 de llegar a impactar en nuestro planeta allá por el año 2169 y que desataría devastadores tsunamis si cayera en el océano (!)». No dice que pasaría si cayera en tierra firme, pero en cambio habla de una «ventana de oportunidad para desviar el asteroide», que «se presentaría» entre los años 2060 y 2080, ¡sin tampoco explicar como demonios se hace para desviar un asteroide en el espacio y en ruta de colisión!

Bien. Más allá de la inutilidad de informar ahora sobre algo que tiene apenas el 0.0007142% de posibilidad de ocurrir y encima solo después del año 2169, cuando ya estaríamos todos muertos, no podía faltar el remate, al más burdo estilo ciencia-ficción de cuarta, que fue una «recreación artística del impacto catastrófico de un asteroide» (sic). Esa bella ilustración nos muestra un objeto más grande que la Luna impactando en algún lugar del océano y levantando olas que no puedo describir… pero se olvidan de mencionar que el 1999-RQ36, el asteroide en cuestión, solo tiene 560 metros de diámetro, es decir, un 0.0001611 de lo que mide la Luna, que a su vez tiene un diámetro de 3.476 kilómetros y que si algo tan grande chocara contra la Tierra —cosa que jamás ocurrirá, dicho sea de paso, porque la gravedad terrestre destruiría la Luna si esta se acercara— no levantaría olas ni mucho menos, sino que probablemente partiría nuestro planeta en miles de trocitos, directamente.

Claro que si uno vive en Buenos Aires y no le gusta La Nación, siempre es posible leer Página/12, ese medio tan ecuánime y mordaz crítico del gobierno, o el Clarín, el diario defensor de las clases obreras oprimidas, donde también se puede jugar al Gran DT. Un lujo.
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