Cómo funciona la fábrica de boludos
Por Sergio Guiñanez
El mecanismo es relativamente sencillo:
Alguien comenta que CFK nunca negó que quiera invadir Polonia. Otro lo escribe en Clarín. TN entrevista a los opositores para que opinen sobre ese terrible proyecto y, quién sabe, incluso los convencen de lanzar un petitorio al respecto.
Se produce el esperado escándalo y muchas voces moderadas exigen que CFK desmienta que quiera invadir Polonia.
Ella, en su soberbia, mantiene el silencio.
Luis Alberto Romero, retoma esta sospecha y nos alerta sobre «este clima de agitación nacionalista». Kovadloff denuncia que la presidenta se aleja del mundo libre y retoma con la invasión, «una de las más peligrosas obsesiones del hitlerismo».
Luego en TN, Bonelli y Alfano ponen cara de crisis mundial y le preguntan a Ricardito Alfonsin y a Binner si «les parece normal que la presidenta quiera invadir un país independiente como Polonia, con el que mantenemos lazos históricos de amistad y relaciones diplomáticas fluidas, sin siquiera declarar la guerra». «Digo, no es normal...¿No?», concluye Bonelli. Ricardito explicará entonces que está de acuerdo, que «es un escándalo». Y mencionará la doctrina yrigoyenista de neutralidad y no intervención y el petitorio que acaba de lanzar el Comité Nacional contra la invasión de Polonia y «todo eso que ustedes mencionan».
Algún constitucionalista independiente explicará que no se puede invadir Polonia sin antes solicitar la opinión no vinculante de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, mientras que el doctor Gil Lapiedra declarará que ésta es una crisis institucional grave o incluso terminal.
Por último, cuando por fin no ocurra la invasión, Mariano Grondona y su Chihuahua cordobés invitarán a Marcos Novaro, quien explicará la raíz fascista del peronismo y la enorme victoria que «el verdadero progresismo» («no el que el gobierno nos quiere hacer creer que es») ha llevado a cabo contra la Presidenta, al frenar un proyecto «contrario al derecho internacional y a los DDHH que ellos dicen defender».
Alguien mencionará la fuerte campaña en Twitter y Facebook contra la invasión (¡¡¡FUERA YEGUA DE CRACOVIA!!!) y concluirá, citando a Manuel Castells, que la democracia «pasa hoy más por las redes sociales que por las urnas». Mariano Grondona, el Latinista, hablará de los beneficios de haber detenido la invasión para la república, la democracia e incluso, para la libertad. «Siento que esta ha sido nuestra batalla de Stalingrado. Hemos logrado frenar al Tirano», concluirá con los ojos húmedos.
Finalmente, CFK no invade Polonia.
Conclusión de Clarín: «La presión de los medios impidió la invasión».
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