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Clarín, los derechos humanos y la realidad que no se hace tapa


Cuando decimos que Clarín tiene sangre en su historia, no es vana palabrería. Sin embargo, en algunas ocasiones, los empleados de este otrora monopolio tienen la suficiente dosis de cinismo como para hablarnos de «derechos humanos».

Sí, entonces prendés el televisor o comprás «el gran diario argentino» y podés apreciar que estos periodistas esgrimen la bandera de la «libertad», cuando trabajan para un multimedio que obtuvo Papel Prensa en una mesa de torturas, o bien son grandes maestros de la ética y la moral sin embargo promueven la ilegalidad del dólar «blue» y no te dicen que en 2002 Duhalde les pesificó la deuda en dólares, oprobio del que todos nos hicimos cargos con nuestros tan mentados «impuestos».

Son los mismos que desde la patria zocalera, TN, te disparan con placas contra Amado Boudou, permanentemente, por supuesto que ocultan denodadamente los negociados que ellos tenían con las AFJP y que les quitó el Estado cuando recuperó esos fondos, movida que tuvo a Boudou como principal gestor, no es otro el motivo de tanto odio hacia el Vicepresidente y por lo cual tratan de deslegitimarlo.

Tampoco te cuentan, desde luego, que Macri está procesado en dos causas judiciales una de ellas a punto de llegar a juicio oral y sin embargo vas a poder apreciar nulidad de zócalos o placas dedicadas al tema y ni hablar de juicio político como el que sí corresponde hacerle a Boudou, quien no está procesado por ninguna causa.

Estos periodistas independientes son los que te fogonean con el sueldo que gana la Presidenta y otros funcionarios, pero jamás te van a decir la mensualidad de Lanata por montar burdas operetas, sueldo que también sale ya sabrás de dónde... sí, de «nuestros impuestos», aunque tu mente esté tan colonizada como para creer que solamente los funcionarios públicos viven de los fondos públicos.

Tampoco te dicen el sueldo bajo cuerda que les ofrecen a sus empleados del FAP, la UCR, el PRO y el massismo para defender sus intereses en ambas cámaras, o bien pagan con víveres: espacio abierto en sus medios y protección y blindaje como ocurre con el Jefe de Gobierno porteño. En fin, hay muchas cosas que no te dicen, porque tienen las manos llenas de sangre y la memoria un poco empolvada y en desuso. No obstante, te venden que son «independientes» y nunca falta el buen cacerolo que compra tal pescado en descomposición.

Lo más dramático: estos caceroleros se convierten en verdaderos corresponsales y divulgadores de las placas de TN, sin ningún tipo de análisis crítico. Justo ellos, que se la dan de tan perspicaces. Por todo esto y mucho más, Clarín es la dictadura y si vos le crees, sos muy inocente o muy gorila.

* Raúl González es lingüista, docente e investigador del CONICET.


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