Cómo empiezan las guerras civiles
Por Palermo Bronx
Las guerras civiles son resultado del
quiebre en la institucionalidad de una determinada autoridad
política, en determinado momento. ¿Cómo se llega a esta situación?
Pues hay muchas maneras de lograrlo, pero lo cierto es que siempre
serán precisamente eso: algo logrado. Por lo
tanto, es lícito concluir que las guerras civiles no surgen por
combustión espontánea, que siempre son provocadas por uno o unos
sectores de la sociedad.
Esto puesto, quisiera hablar de Clarín.
No del diario, sino del grupo. Hace ya algún tiempo que vengo
notando un importante cambio en la línea editorial de los medios de
comunicación pertenecientes a este grupo, el diario Clarín
incluido, por supuesto. Hasta hace algunas semanas (no puedo precisar
cuántas y habría que realizar trabajo de archivo para ello, cosa
que no viene al caso para lo que aquí se quiere demostrar), la
estrategia fundamental utilizada por esos medios para presentar la
«realidad» era la tergiversación: tomaban un hecho puntual y
mostraban ambos lados de la cuestión, pero siempre presentando la
«noticia» de un modo netamente favorable a sus intereses
sectoriales, sacando de contexto las declaraciones, trastocando la
semántica, etc. Hasta aquí nada nuevo, el periodismo siempre actuó
de este modo. Pero ahora resulta que la estrategia es muy otra:
directamente muestran un solo lado de la cuestión, el propio, sin
preocuparse en absoluto por ser sutiles ni disimular. Es patente como
visibilizan discursos de diputados y senadores de la oposición
exhaustivamente durante los debates en el Congreso y se van
rápidamente «al corte» cuando el que habla es un representante del
«oficialismo»; no quedan dudas de como suprimen, a veces en vivo,
parte del discurso de personajes populares como Susana Trimarco cuando se atreven a decir cosas que al grupo Clarín no conviene que sean escuchadas. Así, es evidente que hubo un cambio de estrategia, cambio que supuso extremar los métodos que antes se venían aplicando.
El problema no es que mientan más o
menos: siempre es mentira lo que transmite el grupo Clarín. El
problema es que tienen un público más o menos cautivo, que no se
informa jamás por otros medios y que antes tenían una visión
distorsionada de la realidad, pero una visión totalizadora al fin.
Ahora lo que ven es una parte de la realidad, solo una parte. No es
lo mismo ver claramente que hay «buenos» y «malos» que solo ver a
los «buenos» y tener que hacerse una idea de los «malos»
únicamente a partir de lo que hacen los «buenos». Esto tendrá que
generar, si es que ya no está generando, un nivel de polarización
nunca antes visto en este país. Los «buenos» solo verán a los «buenos»
y llegarán a la conclusión de que a los «malos» hay que combatirlos
con fiereza, como en una auténtica cruzada contra el mal. Finalmente, como los
«buenos» son muy pocos y no tienen más referente político que las
tapas del diario y los zócalos del canal de cable, esto dará lugar
a que cada uno de ellos decida cuál es el mejor método para el
combate y pase a la acción directa cómo mejor le parezca. Y aquí aparecen las peores miserias del hombre. Por su
parte, los «malos», al ignorar que todo esto está pasando «del
otro lado de la vereda» (muchas veces desconocen que exista ese otro
lado), no podrán entender porque los atacan con tanta saña y
violencia. «¿Qué le pasa a esta gente?», se preguntarán.
El grupo Clarín y otros grupos y
medios afines acusan al kirchnerismo de «dividir a la gente», de
«enfrentar a los argentinos». Y a menudo dicen que esto termina en
guerra civil. Y yo me pregunto cuánta verdad hay en eso de que «el
ladrón cree que los demás son de su condición».
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