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Aerolíneas Argentinas: en el país de la mentira

Por Palermo Bronx

En el día de hoy se registraron demoras y cancelaciones en algunos vuelos de Aerolíneas Argentinas. Los inconvenientes fueron ocasionados por una falla en las comunicaciones suministradas por la empresa privada Telefónica, por lo que los mostradores de Aerolíneas se vieron imposibilitados de realizar los check-in correctamente. En total, unos 45 vuelos han sido cancelados durante la jornada, lo que generó aglomeraciones en el Aeroparque Jorge Newbery.

Allí estuvieron presentes los móviles de los medios de comunicación dominantes, tratando de convertir el suceso en una prueba cabal de un supuesto mal manejo que hace este Gobierno de Aerolíneas Argentinas desde que esta empresa fue nacionalizada. Durante todo el día realizaban notas con pasajeros visiblemente molestos por las demoras y las cancelaciones. El canal Todo Noticias (TN), del Grupo Clarín, envió a la más amarillista de las periodistas argentinas, Sandra Borghi, a capitalizar la bronca de personas mayores y de mujeres con niños que no pudieron embarcar o lo hicieron con demoras.

El enojo del pasajero es plenamente justificable, aún a sabiendas de que allí hay un problema técnico causado por una empresa ajena al manejo de Aerolíneas, ya que el estar varado en un aeropuerto no es de lo más agradable. Lo criticable de la situación es el enfoque que hicieron aquellos medios de comunicación propios y amigos del monopolio, un enfoque orientado a sacar esa situación puntual de cualquier contexto histórico, dejando a entender que Aerolíneas Argentinas es una pésima empresa en el presente, habiendo brindado un mucho mejor servicio mientras estaba en manos de privados. «¡Para qué estatizamos esta empresa!», es la conclusión lógica de un televidente. Pero nunca son tan sencillas las cosas en el plano de la vida real.



El enfoque de los medios de comunicación es de una inmediatez que ignora, por ejemplo, cierta huelga  que afectó a miles de viajeros en el año 2005, repetidos incumplimientos de sus horarios y frecuencias de vuelos que signaron el año 2006 y problemas varios que afectaron el servicio de aquella empresa privada en el año 2007. Fue por estas y muchas otras razones —que no vamos a reproducir por obvias cuestiones de espacio— que el Estado nacional decidió intervenir, para rescatar a Aerolíneas Argentinas del estado de quiebra y decadencia en el que se encontraba. Nada de esto es tenido en cuenta por los medios de comunicación: solo buscan capitalizar políticamente con el malestar causado por las demoras y cancelaciones, transmitiendo los testimonios de los pasajeros varados a todo el país para multiplicar el mal humor más allá del muy limitado número de viajeros perjudicados en este día.

Solo hablan de los «altos salarios de La Cámpora». Nunca dicen que la empresa hoy está mucho mejor que entonces y tampoco informan sobre la razón de las demoras, es decir, el corte en el suministro de las comunicaciones por parte de Telefónica (esta sí, como ya se ha dicho, una multinacional privada, como supo ser también Aerolíneas Argentinas en su hora más oscura). Con lo que se puede concluir fácilmente que mucho más importante que rescatar a Aerolíneas o a YPF es hacer efectiva la Ley de Medios: mientras los medios de comunicación puedan mentir impunemente por cadena nacional, 24/7 y los 365 días del año, los logros de gestión jamás tendrán su importancia justamente apreciada. La Argentina está hoy a un paso de dejar de ser el país de la mentira.
Actualización: Pocos minutos después de la publicación de esta nota, el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios anunció que estudia sancionar a Telefónica por la caída del sistema de comunicaciones en el día de la fecha. El subsecretario de Coordinación y Control de Gestión del ministerio de Planificación, Roberto Baratta, se reunió esta noche con el presidente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, para analizar la situación. Por su parte, Aerolíneas Argentinas también inició acciones legales contra la empresa Telefónica. (Gracias Jessica Cuyar por el aporte).
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