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El retorno del comunismo olímpico

Mucha, pero muchísima calentura en el canal monopólico de Brasil, la infame Globo, por el éxito infernal de Rusia hacia el cierre de los Juegos Olímpicos de Sochi. Campeona en el medallero y habiendo realizado unos juegos impecables, sin registro de cualquier incidente terrorista y con una ceremonia de clausura muy emotiva, Rusia recupera el lugar de potencia olímpica perdido tras la disolución de la Unión Soviética.

Pero como al liberalismo le encanta buscarle la quinta pata al gato del enemigo, los lacayos de Globo insisten que fueron los juegos más caros de toda la historia y que hubo una marcada «utilización política del evento por parte de Vladimir Putin», que habría aprovechado los JJ.OO. para disimular los «graves problemas» que enfrentaría el gobierno ruso. Sí, adivinaron: son como Clarín y la tienen muy adentro.

Además, la Globo miente. Primero porque los costos del evento son irrisorios para una economía como la rusa. Nadie cuestiona eso en Moscú y están todos contentos con la organización de los juegos. Putin fue ovacionado hoy en el Estadio Olímpico.

La otra cuestión, la de la «utilización política del evento», es como mínimo una muy floja interpretación liberal de la historia. Los Estados Unidos organizaron los Juegos Olímpicos en nada menos que... ¡ocho oportunidades! Cuatro en verano (1904, 1932, 1984 y 1996) y otras cuatro en invierno (1932, 1960, 1980 y 2002). En todas ellas el régimen liberal estadounidense utilizó el evento para promocionar las «bondades» de sus políticas. Y en ninguna de ellas hubo «utilización política» para el refinado gusto de la Red Globo.

Finalmente, es cierto: Rusia tiene gravísimos problemas. Pero no los tiene en su propio territorio, como afirman los cipayos de Globo. Los tiene en Ucrania, en Siria, en Venezuela y otros lugares donde se lucha a brazo partido contra el imperialismo. Y en todos los casos, salvo en Ucrania, donde la cosa se complicó bastante en los últimos días, al parecer Rusia va a poder imponer su voluntad, con la providencial ayuda de los camaradas chinos.

Ah... como dato de color, los Estados Unidos finalizaron en el cuarto puesto del medallero, superados por la propia Rusia y, muéranse de la risa, por esas dos «grandes potencias» que son Canadá y Noruega.

La alegría también es rusa, camaradas. Y en Washington, donde se encuentran los verdaderos propietarios del monopolio Globo, tristeza não tem fim...


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